Cada año durante el mes de diciembre, volvemos a fijar nuestra mirada en el nacimiento del Hijo de Dios. La historia nos cuenta que Él escogió nacer pobre y humildemente, sin embargo, su estrella brilló en Oriente, pues con su llegada vino a iluminar la historia en un tiempo de crisis para su nación, en ese momento oprimida bajo la dominación del Imperio Romano.

Hoy en Chile vivimos un tiempo de agitación social y, en medio de las justas demandas de mayor justicia y equidad, recrudece la violencia. El Salvador nació y nace para invitarnos a ser hombres y mujeres abiertos al Espíritu de Dios y, por eso, fraternos, constructores de justicia y de su fruto, la paz. Por eso durante este tiempo de Adviento nos preparamos para celebrar la Navidad como el tiempo de realización de la promesa: la venida del Hijo de Dios, el Salvador que nos ilumina.

Hoy es Adviento, donde Dios viene a nosotros y de muchas maneras nos invita a ser hombres y mujeres nuevos: en el pobre, en el que sufre, en el que está solo, en el que está a mi lado y necesita de mí. Y también en los sacramentos y en la oración y cuando nos reunimos en su nombre, acogiendo sus palabras: “Donde dos o más se reúnan en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”. Preparemos, pues,  nuestro corazón para acogerlo.

Queremos sugerirte algunos medios concretos para vivir el Adviento, este tiempo de espera. Encontrarás aquí una serie de materiales que pueden ayudarnos a recibir a Jesús que viene una vez más para habitar en medio nuestro.

Fuente Comunicaciones Iglesia de Santiago

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