En el contexto de la Semana de la Catequesis 2022, el sábado 21 de mayo se realizó en el Santuario de Schoenstatt de Bellavista, de 09:30 a 17:00 hrs., este maravilloso retiro. 

Reunió a catequistas de las vicarias pastorales de las 7 zonas del Arzobispado, de las ambientales de la Arquidiócesis de Santiago y de algunas diócesis como Melipilla y Concepción. Asistieron 250 catequistas de forma presencial y 50, por plataforma Zoom.  

El objetivo fue contemplar a Jesús Maestro que nos revela el misterio del Reino de Dios; nos educa para ser sus discípulos y testigos; nos confía la vocación de catequistas; y nos invita a que, siguiendo sus huellas, acompañemos y demos esperanza, hoy, a nuestros hermanos.

Comenzó con una oración de disposición inicial en la que se invitó a los asistentes a descalzarse, como Moisés, que estaba en Tierra Sagrada, "para ser capaces de escuchar, mirar y caminar sobre este espacio que somos cada uno. Respiramos, e invocamos al Espíritu Santo. Después escuchamos el Salmo 139, que nos dispuso a vivir este retiro", nos comenta la Hermana Claudia Vega, integrante del Departamento de Catequesis. 

Este momento fue realizado por un grupo de catequistas de la Zona Oriente, acompañada por un coro de la Zona Oeste, que ayudaron a crear el clima de oración. 

Luego hubo tres meditaciones guiadas por hermana Anita Goossens. 

En la primera se nos invitó a darnos cuenta de que Dios Padre nos ama y que Jesús nos muestra al Padre; la segunda nos habló de cómo el Señor nos enseña sobre el amor, que es entrega extrema; y la tercera trató de que Jesús nos promete su Espíritu Santo. 

Cada momento comenzó con un canto que nos preparó a la reflexión, seguido por una meditación fundamentada en el Evangelio, para terminar con un potente testimonio de vida de fe de la hermana Anita, desde su vivencia en La Legua, donde ha servido a los más necesitados. 

Las reflexiones se cerraron con cantos y dando las indicaciones para vivir el momento de reflexión que estaba compuesto por una pregunta de meditación, dos textos del Evangelio y una actividad personal. Esto vivido en un ambiente de silencio para escuchar al Señor y llegar al encuentro con Jesús.

Sobre ellas, la hermana Claudia nos cuenta: "Los catequistas, en general, vivieron la reflexión, en silencio. Se les veía bien metidos en oración, dispuestos a encontrarse con Cristo, por lo que buscaron un lugar que les ayudará a estar solos con Dios, meditando la Palabra y dejando que ella confrontara su vida. Se respiraba un ambiente de paz, armonía y gozo del Espíritu". 

Después se pasó a un tiempo de trabajo grupal en el cual la hermana Anita nos invitó a vivir la experiencia de reflexión en pequeños conjuntos de personas y nos pidió que pensáramos: "¿Qué nos hace comprender la necesidad de tener al Espíritu Santo en nuestra vida y en el mundo?" Desde la iluminación del texto de Juan 14, 15-26. 

"Pude observar que los catequistas estaban abiertos a experimentar, escuchar y descubrir la voluntad de Dios, llegando a tener la experiencia de confianza plena en el amor del Señor, lo que nos exige saber permanecer en Él viviendo la fidelidad a su Palabra", nos afirma la hermana Claudia. 

Seguiremos contándote sobre nuestro retiro en la parte 2 de esta nota, AQUÍ.