Este 18 de agosto, celebramos la fiesta de San Alberto Hurtado Cruchaga. El martirologio romano dice de él: Presbítero de la Compañía de Jesús, que fundó una obra para que los pobres que carecen de techo y los vagabundos, sobre todo niños, pudieran encontrar un verdadero y familiar hogar (†1952). (1)

En nuestro país, desde 1994 se celebra en agosto El Mes de la Solidaridad. Esto, pues el Congreso de Chile, en honor a la figura del Padre Hurtado; su legado, sus obras sociales y su incansable labor para con los más desposeídos de la sociedad, decretó el 18 de agosto como el Día de la Solidaridad. 

Sin discusión, la figura de San Alberto trascendió aún más allá de nuestra Iglesia, llegando a ser reconocido y apreciado por el mundo secular en su totalidad. Un chileno ejemplar, que como católicos veneramos en los altares desde octubre de 2005, cuando fue canonizado por el Papa Benedicto XVI. Pero que sin lugar a dudas gozaba de fama de santidad desde mucho antes.

«... Nos urge de tal manera que no podemos rechazar el trabajo; consolar un triste, ayudar un pobre, un enfermo que visitar, un favor que agradecer, una conferencia que dar; dar un aviso, hacer una diligencia, escribir un artículo, organizar una obra, y todo esto añadido a las ocupaciones de cada día, a los deberes cotidianos» San Alberto Hurtado.

(1)Fuente: Catholic.net