“Me siento muy agradecida por estos días que duró el curso, valoro estar preparada para  enseñar con cariño al que lo necesite y entregarles el  material preciso, para que se sienta incluido en catequesis. Seguiré practicando para  usar las manos y mi rostro para el lenguaje de señas”, expresó Sonia San Martín, quien participó en el taller, “Catequesis inclusiva y lenguas de señas”, realizado en la Escuela de Verano de la Vicaría Zona Sur, entre el 3 y 14 de enero.

La formadora de este taller, Marcela Moreno, profesora de religión que lleva más de 11 años entregando esta herramientas, para hacer de la catequesis un lugar inclusivo: “La principal función de los catequistas, es hacer que todos sean partícipes del Reino de Dios y para ello deben contar con los elementos necesarios, para no dejar a nadie fuera, ya sea por razones de etnia, sexo o condiciones físicas o mentales especiales. Jesús es el Gran Maestro de la inclusión y por lo tanto los catequistas, deben ser responsables en su formación, tanto en lo doctrinal, como en las competencias que deben desarrollar para cumplir de la mejor forma posible la misión que se les ha encomendado”, comentó la formadora del taller.

Al mismo tiempo, en la Zona Oeste de Santiago, Carmen Gloria Valenzuela, lideraba el taller “Cuenta Cuentos: Herramientas para catequistas y lectores de liturgia", una técnica orientada a conectar con la niña o niño interno  que  cada uno tiene y evocar la infancia : “Este taller  entregó  herramientas básicas de narración oral y  de mediación lectora a los catequistas, como un recurso para enriquecer sus catequesis, renovando la entrega de la Buena Nueva”, comentó la formadora, en su doble rol de catequistas y cuentacuentos.

La recepción de esta taller fue muy positiva, por la novedad y el aspecto lúdico que mantuvo a los asistentes muy entretenidos, entre ellas, Carolina Cevas, quien acudió al taller junto a su hijo Samuel :“Es unos de los mejores talleres que he asistido, interesante y novedoso, ya tengo ganas de aplicarlo, tener más experiencia y empoderarse”, expresó la catequista mientras su compañera Odette Oses, daba gracias a Dios por los contenidos recibidos, “me gustó mucho aprender cómo narrar o contar historias, ya sea para chicos y grandes”.

Para Carmen Gloria Valenzuela, el hacer este taller le entregó una doble satisfacción, “pues conjuga dos cosas que me gustan mucho, la narración oral y el hacer catequesis “.

En la misma línea la formadora de catequesis inclusiva, Marcela Moreno, se siente muy inspirada en formar a los catequistas, pues desde pequeña tuvo problemas de audición, que con cirugías y el uso de audífonos, logró superarlos : “Ya  siendo adulta, vi la posibilidad de hacer el curso de intérprete de lengua de señas  y entre una y otra cosa, Dios fue poniendo las piezas en su lugar,  la hermana Eduwigis encargada zonal de la catequesis con quien ya nos conocíamos, me planteó la idea de realizar este taller y fue así como llegué a este punto”, relata la formadora, que lleva 11 años dando este taller.

Esta es sólo una muestra del Espíritu que sopló durante estas primera semanas del año, en la Iglesia de Santiago, donde agentes pastorales se formaron, para seguir caminando juntos en esta misión al servicio de nuestra Iglesia.