“Jesús, el hombre libre y feliz, enseñó con las Bienaventuranzas el camino de la auténtica felicidad. Y a quienes estaban dispuestos a cumplirlas, les dijo: "Vosotros sois la sal de la

tierra y la luz del mundo". Los seguidores de Jesús entendieron su misión: haciendo el bien darían sabor y buen gusto en el mundo. Pero, atención, Jesús también les advirtió que la sal de nada vale si se desvirtúa y pierde su sabor. Es decir, seguirlo no sirve de nada si no se ama, o en resumen, sino se viven las Bienaventuranza”, así comienza la reflexión del Ecoevangelio de esste domingo 5 de febrero, que nos invita a dar Testimonio Ecológico.

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