Una invitación a formarse y reencontrarse con la vocación de catequista fue la que hizo nuestro departamento de catequesis en las tres jornadas de taller realizadas de manera online la semana pasada.

"Agradecemos a todas las personas que se conectaron cada día y que están interesadas en aprender, formarse y vivir una semana de oración", dijo Marta Valenzuela, coordinadora de los catequistas de la zona centro, al iniciar el primero de los encuentros.

El primer taller, realizado la noche del lunes 6 de mayo, presentó la oración desarrollada a través del canto y la meditación, espacio que contó con el apoyo de Juan José Richter, Secretario Pastoral de la zona del Maipo. (revive el taller aquí)

Escuchando distintos salmos, los catequistas reflexionaron sobre su propia experiencia. Uno de los salmos escuchados fue el 97, himno al Señor, rey del universo y de la historia. Frente a esta interrogante, los catequistas compartieron qué nuevo canto llevarán al Señor a través de su servicio.

Carlos Oviedo, catequista de confirmación adulta de la parroquia San Francisco de Asís, compartió su meditación. "La gente llega a la parroquia porque quiere recibir el sacramento y eso me motiva aún más en mi servicio, porque significa que están ávidos de Dios y quieren conocerlo más, y eso requiere un compromiso mayor de mi parte para que puedan sentir a Dios en sus vidas".

José Alexis, que participa como catequista bautismal y familiar en el servicio religioso de la Fuerza Aérea, expresó en su reflexión: "Este servicio es una alabanza, es un agradecimiento al Señor por los dones que me ha brindado y a través de esta labor me comprometo a ayudar a quienes vienen a la pastoral".

Para Pamela, catequista bautismal de la parroquia Nuestra Señora de los Pobres, el salmo representa "la fuerza y las ganas de vivir una nueva catequesis, asumiendo el desafío de reencantar a la comunidad y a las familias que quieren iniciar su proceso de bautismo para que sigan avanzando en los otros sacramentos, creciendo en la familia del Señor".

El miércoles 8 de mayo fue el turno del taller "Lenguaje de Señas al servicio de la iniciación a la oración", a cargo de Mariela Maldonado, profesora de religión, quien compartió palabras claves y expresiones de uso habitual en la celebración de la misa, como la oración del Padre Nuestro y formas de saludo, todo con el deseo de comenzar a generar una catequesis desde una perspectiva más inclusiva para todos y todas. (revive el taller aquí)

En el taller, Mariela compartió con los participantes una motivación muy especial, la de "acoger a todas las personas sordas en la iglesia", animando a los catequistas a ser una "iglesia que abre las puertas a los predilectos de Dios y como guías podemos acogerlos".

Para generar una catequesis orientada especialmente a quienes presentan dificultades de audición, la profesora entregó algunas orientaciones. En primer lugar, precisó que el lenguaje de señas no es universal y depende de cada país. Además, señaló que para ver las señas se debe procurar ubicarse en un lugar luminoso, dar importancia a la modulación y considerar que para las personas sordas son muy importantes las imágenes.

La semana de formación finalizó el viernes 10 de mayo con el taller "Enseñar a Orar ¿Cómo iniciar la oración?" junto al Padre Jorge Barros. En este espacio, el Padre Jorge profundizó en la iniciación cristiana en el contexto de la catequesis, el significado y la ubicación de la oración en ella, acciones y propuestas para hacer de la iniciación a la oración una parte relevante de este camino, finalizando con un diálogo con los participantes. (revivir el taller aquí)

Una catequesis de iniciación cristiana, dijo el tallerista, hoy necesita profundizar en gestos y pasos del camino de Jesús. Además, enfatizó la importancia de profundizar, mediante la catequesis y los sacramentos, en el crecimiento en la fe que nos pone en comunión con Jesucristo e introduce al creyente en la comunidad eclesial.

En las conclusiones, compartió la necesidad de una formación integral para llegar a ser discípulos; responder a los tiempos y lugares concretos donde viven las personas; usar la creatividad y la experiencia al servicio de quienes se catequizan; ser acompañantes en el camino de hacer o fortalecer la vida de los cristianos y enseñar a orar en distintas formas y niveles.