Este 18 de agosto, en el marco del Día Nacional de la Solidaridad, Lucy Rozas, catequista de la Zona Sur, comparte una reflexión profunda sobre la importancia de comprender a Jesús como el “pan de vida”. Para Rozas, esta imagen no solo representa un alimento espiritual, sino una esperanza viva que debe manifestarse en nuestras acciones cotidianas.

“Cuando escuchamos o se nos dice que Jesús es el pan de vida, para nosotros como catequistas es una invitación desde nuestra vida misma. Es un alimento vital que nos llama a seguir su palabra, a ayudar a nuestros hermanos y hermanas a crecer en la fe, a vivir en paz y a conocer la misericordia de Dios su Padre”, expresó Lucy.

En su reflexión, la catequista destaca la relevancia del pan como símbolo de subsistencia, conectándolo con el pan de vida que baja del cielo y que nos nutre con sabiduría y amor. Según Rozas, carecer de este alimento espiritual es carecer de alegría, de ganas de vivir y de la fuerza necesaria para enfrentar las dificultades.

Jesús dejó el mandato de comulgar con pan y vino, no solo para alimentar nuestro espíritu, sino para mantenernos unidos como hermanos y hermanas. Al compartir el pan en la Eucaristía, nos invita a seguir su ejemplo de solidaridad: “Nos llama a preocuparnos por quien necesita, a dar alimento al que no lo tiene, a brindar abrigo al que pasa frío y a acompañar al que vive en soledad”, reflexionó la catequista  de la parroquia San Miguel Arcángel.

Finalmente, Lucy Rozas subraya que, al cumplir con estas enseñanzas, no solo nos acercamos más a Jesús, sino que también nos convertimos en mejores personas, más felices por seguir sus pasos y por compartir su mensaje de amor y misericordia con quienes más lo necesitan..