Ser catequistas, una satisfacción que llena el espíritu




Conoce el testimonio de dos catequistas de la zona sur

A cada uno, el Señor nos llama para encomendarnos una misión en la vida algunos a ser consagrados, otros a ser pastores, otros a ser padres de familia y unos a ser catequistas y evangelizadores de su amor misericordioso.

Con su labor de formadores, y desde sus experiencias personales, los catequistas son unos misioneros que contribuyen en la formación de nuevos cristianos cada año. No por las transmisiones de conocimientos, sino por el amor a Jesucristo que los lleva a relacionarse uno a uno con cada catequizado. El Papa Francisco nos pide “¡sed catequistas!  no trabajéis de catequista: ¡esto no sirve!... ser catequista es una vocación”.

Partiendo de la reflexión del Santo Padre llamados a ser catequistas, les contamos dos experiencias de mujeres chilenas, quienes han dedicado parte de su vida a ser catequistas en nuestra iglesia.

 

El amor de los niños

Julia Cortés es formadora en la capilla de San Lucas de la Parroquia San Martín de Porres, ubicada en la zona sur, comuna de Pedro Aguirre Cerda. Desde su niñez fue criada en una familia católica, donde estaban presentes la realización de los sacramentos.

Durante más de 40 años se ha dedicado a la catequesis con niños y luego con personas en situación de discapacidad. Nos expresa que estos años como catequistas, la gracia que ha recibido es llenar su espiritualidad.

“Unos lindos recuerdos como catequista, ha sido el poder trabajar con las comunidades y sentir su expresión de amor, allí veía como los niños con Síndrome de Down demostraban su inteligencia y amor hacia Dios en la alabanza, con su capacidad de aprender y amar a todos”.

Para Julia, los encuentros de catequistas “son fascinantes, nunca me los pierdo incluyendo los de catequistas para personas en situación de discapacidad, porque como dice la hermana Cecilia hay que seguir catequizando”.

En la actualidad, esta gran catequista con espíritu y energía, presta sus servicios en la catequesis familiar en la capilla de su parroquia.

 

Un compromiso familiar

Zunilda Ramírez, es catequista de la parroquia Nuestra Señora de Lourdes, también en la zona Sur, comuna La Cisterna, con 25 años de servicio en la catequesis para padres. Recuerda que tuvo una “bonita conversión, cuando comencé a asistir a los encuentros de catequesis para preparar a mis hijos, luego me invitaron y me costó comprometerme a ser catequista, después accedí y para mí fue muy bueno”.

Para esta madre, ser catequistas “ha sido una experiencia fantástica, es maravilloso ver como los papás se van convirtiendo poco a poco y siguiendo a Jesús, y luego ver, al menos dos padres que siguen asistiendo a la Eucaristía es muy bueno”.

Una satisfacción de dedicarse a ser catequistas durante tantos años se experimenta “cuando veo el compromiso de los padres, muchas veces me saludan con alegría y me recuerdan que fui su catequista, eso me alegra”. Hoy en día Zunilda se desempeña como formadora.

Zunilda nos comenta que el reciente encuentro de catequistas fue fantástico de principio a fin, en la catequesis de la hermana Cecilia Osses “toda llevado a la vida, muy bueno, haciéndome eco su intervención”.

Ser catequistas es una vocación que, de la mano de la oración y la formación constante, el Señor guía el camino, para ser instrumentos en la evangelización a los niños y adultos que deseen recibir los sacramentos de la iglesia católica.

Redacción y Fotografía: María Virginia Matheus Gotera 






  
  

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